- por Andrea Romero (estudiante de Cs. de la Comunicación) para el Diario del Juicio
Fotografía familiar de Juan Carlos Suter y Ana María Tejeda
Martín Suter dio su testimonio el martes 18 de Noviembre. En los días previos, aceptó tener una entrevista para nuestro Blog.
La
entrevista estaba pautada un viernes a las diez de la mañana en la
Secretaria de Agricultura y Ganadería de San Miguel de Tucumán en donde
mi entrevistado tiene su oficina. Era una mañana fría pero con un sol
radiante. Mientras viajaba observaba el paisaje que une a Tafí Viejo con
San Miguel por ruta 9 y pensaba en lo insignificante que es para
algunos ese trayecto y la importancia que tiene para muchos de nosotros
porque, en ese camino que une la ciudad del limón con la capital
tucumana, se encuentra el Arsenal Miguel de Azcuénaga y la Cárcel de
Villa Urquiza, que fueron dos de los tantos centros clandestinos de
detención que tuvo la provincia. En relación precisamente a la cárcel
de Villa Urquiza, es que voy a entrevistar a Martin Suter y en el
marco de décimo juicio que se lleva a cabo en Tucumán por los delitos de
lesa humanidad que se cometieron allí.
Martin es hijo de Ana
María Tejeda de Suter y de Juan Carlos Suter quien estuvo detenido en
la cárcel de Villa Urquiza y en donde posteriormente fue asesinado. Su
esposa, Ana María fue secuestrada y aun continúa desaparecida.
Cuando
llegué, Martin me esperaba en una sala que tenía una mesa grande
(parecía una sala de conferencias) y en los cuadros que estaban colgados
había fotografías de trabajadores rurales. Me pide que lo espere un
momento y cuando vuelve trae un block de planillas las que iba sellando
mientras comenzábamos la charla.
Le pedí que me hable de su
padre desde lo poco que `puede saber o lo que le contaron ya que apenas
tenía un año cuando asesinaron a su papá, “en general, yo rescato la
parte positiva que tenía el viejo de encontrarle el camino alternativo a
las situaciones complejas” dijo ya que en esa época la coyuntura en
muchos casos era complicada, no se podía hacer mucho en esa época, los
años 70, lo que hizo que muchas veces la gente abandone las luchas
sociales que estaban presentes, especialmente en la juventud.
Los
comienzos de militancia de Juan Carlos fueron desde muy chico ya que
formaba parte de un grupo de boys scout y su cercanía con la iglesia le
permitió establecer relaciones con los curas tercermundistas como el
padre Nieva, el negro Carmona, el cura Amado David Dip, quienes marcaron
los ideales de su padre y del grupo de gente que estaba militando
dentro del Peronismo de Base, relató Martin.
-¿Tu papá fue el referente del Peronismo de Base en Tafí Viejo?
-
“La verdad es que no lo tengo claro. Nunca intenté marcarlo al viejo
como un líder porque una de las cosas que marcaba el Peronismo de Base
era el hecho de considerarse todos compañeros y que el colectivo era lo
que planteaba la fortaleza y el hecho de laburar con las bases, creo que
una de las cosas que lo caracteriza al viejo, en distinción de los que
hoy nos disgustan en actitudes que tienen, era la humildad, que en
muchos casos es una virtud o cualidad que algunos plantean como que hay
que tener pero que es muy difícil ejecutar.”
-¿En qué año comenzó a militar políticamente tu padre?
-“En
el año 66 un grupo de gente, no sé si mi papá, empieza a pelear por las
injusticias que había especialmente por el cierre de los ingenios. En
el año 75 o 76 mi viejo empezó a trabajar en Nueva Esperanza, zona
netamente agrícola, con los trabajadores del limón y allí es donde, me
parece, comienza su militancia política fuerte”.
-Dejamos un rato la historia de tu papá para que me cuentes la tuya, ¿con quienes creciste?
-“Me
criaron mis abuelos maternos, Manuel Suter y Ana María De la Torre.
Tengo que agradecerles a ellos que en algún aspecto no hayan sembrado
ni odio ni rencor, ambos dejaron que mi vida adulta vaya tomando
criterios particulares y qué posturas tomar en la vida. Hubo momentos en
el que me agarró bronca con la sociedad…”
-¿En la adolescencia?
-“Sí,
porque no entendía porque la sociedad a la que mi viejo había tratado
de ayudar o personas a las que trató de liberar de algún sometimiento no
fueron al frente de Villa Urquiza a pedir que lo liberen. En este
sentido creo que la adolescencia marca el adolescer de ciertas cosas y
uno adolescía lo que todavía muchos adolescen como los jóvenes y los no
tan jóvenes (uno como yo que está por cumplir 40 años…) es la
información sobre el horror que se vivía en ese momento, de lo grave que
hubiera sido ir a plantarse al frente de Vila Urquiza a pedir por
alguien. Pero bueno, esas cosas van cayendo con el tiempo y ahora uno
entiende muchas cosas. También un hecho que me marcó mucho en ese
periodo fueron las elecciones a gobernador, en donde el genocida de
Bussi nunca tendría que haber estado habilitado para estar en ninguna
elección pero, lamentablemente, gran parte de la sociedad había comprado
esa imagen de que era un tipo que buscaba el orden, que traería
seguridad, y un millón de cosas más cuando lo que sucedió fue todo lo
contrario: su gobierno estuvo basado en políticas discriminatorias y
excluyentes en donde sostenía que Tucumán era para unos pocos y los
demás tenían que irse. En la primaria como en la secundaria, tuve la
suerte de haberme vinculado con muchas buenas personas que terminaron
siendo mis amigos y uno de ellos, Fernando ”El Pollo” Romero fue un
tipo con el que coincidimos ideológicamente y que nos identificábamos
con muchos de los ideales que tenía el viejo y la vieja también,
especialmente, desde el amor por el prójimo que el papá expresaba dentro
de su militancia política”.
-¿Tu mamá también militaba en el Peronismo de base junto a tu papá?
-“Ella
tenía relación con la estructura de los curas tercermundistas pero no
tenia militancia dentro del Peronismo de Base. Una anécdota que me conto
mi tía Ema, hermana de mi mamá, es que mi papá le dijo en algún momento
a mi madre que las cosas no estaban bien, que la situación política era
dura, entonces consideraba que tenían que alejarse un tiempo como
novios pero en ese aspecto, al menos lo que me cuenta mi tía, es que mi
vieja le dijo que estaría con él en las buenas y en las malas y que no
lo consideraba una razón el hecho de que tenga que alejarse de él, y
bueno, así terminaron casándose.”
“Posiblemente la vieja no
tenía un nivel de militancia política pero sí tenía bien en claro con
quien quería estar y, en ese sentido, creo que una persona es lo que
hace y sus ideas, lo que marcaba mucho más al margen de que sea una cuestión política personal sin una militancia política partidaria.”
De
esta manera Martin me fue contando un poco de todo, especialmente a lo
que hace a su historia y sus diferentes puntos de vista con respecto a
lo que sucedia durante la dictadura militar. En este décimo juicio por
delitos de lesa humanidad, Martín se constituyó como querellante y dijo
que le costó tomar la decisión “porque hay mucho prejuicio en la
sociedad. La gente asocia que el hecho de participar en un juicio te
genera un rédito económico” expresó.
Sin embargo, afirma que eso
no es lo que él y su familia pretende, que esa idea es propia de lo que
dejó el terrorismo de estado como así también las ideas de
individualismo, mezquindad, egocentrismo y materialismo que llegaron a
su punto máximo y que sigue presente en nuestra sociedad.
Para
terminar dijo que está orgulloso de ser hijo de Juan Carlos Suter y Ana
Maria Tejeda y que con el tiempo se dio cuenta de que hay cuestiones que
se llevan en la sangre y en ese sentido, expresó que llevará las
banderas por las que luchaba su padre y muchos compañeros más con
acciones que vayan desde lo cotidiano, no tomando el dolor y el horror
como carta de presentación para conseguir cosas.
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